IMPULSAR LA IGUALDAD DESDE NUESTRA POSICIÓN DE EMPLEADOS PÚBLICOS
En este último reto se nos pide una reflexión sobre qué podríamos hacer para impulsar la igualdad desde nuestra posición de empleados públicos. Tras hacer una introspección, planteo el siguiente decálogo:
1. Ayudar a establecer en nuestra oficina una comunicación no sexista, empezando por no utilizar con carácter genérico el masculino, sino ampliar nuestra forma de expresión y no obviar a las mujeres. Así contribuiríamos en la construcción de un lenguaje inclusivo.
2. Integrar a las mujeres en las reuniones informales que a veces llevamos a cabo los hombres y en las que abordamos temas de diversa índole, como deportes, política o sociedad en general. Tengo la sensación de que en muchas ocasiones se forman grupos diferenciados, dado que las mujeres también prefieren hablar de sus temas por separado. Una forma de mejorar la igualdad y la convivencia sería la integración mutua, desde ambas perspectivas.
3. Poner en comunicación de nuestros superiores con carácter inmediato, en el caso de que exista, cualquier atisbo de menosprecio o desconsideración hacia las mujeres.
4. Ayudar en la construcción de protocolos de prevención y denuncia del acoso sexual por razón de género.
5. Reivindicar la existencia de planes de formación por parte de nuestros departamentos ministeriales. No sólo se trata de que se lleven a cabo acciones de formación externas por parte del INAP, sino también por parte de nuestros ministerios u organismos autónomos.
6. Ayudar en la elaboración de estándares de seguimiento y evaluación dentro de nuestras oficinas.
7. Aceptar y respetar las diferencias de género. Es innegable que ambos sexos son diferentes a nivel fisiológico y mental. Estas diferencias no deben ser un obstáculo. Al contrario, deben ser un elemento de unión para complementarnos y formar un buen equipo en la administración que ofrezca un servicio eficaz a los ciudadanos.
8. Exigir desde nuestra posición a los sindicatos ciertas reformas en el TREBEP, entre ellas por ejemplo la necesidad de que el permiso de asistir a exámenes prenatales se extienda también a los hombres. A día de hoy el artículo 48 habla sólo de las mujeres embarazadas, pero si pretende involucrar de la misma forma al hombre en la dinámica familiar y contribuir a una igualdad real y efectiva, este derecho también debería hacerse extensivo a los hombres para acompañar a sus mujeres.
9. En la misma línea de reforma del TREBEP, exigir que el permiso por razón de violencia de género sobre la mujer funcionaria no se vea limitado en el plano económico, ya que sólo se mantienen las retribuciones íntegras en el caso de que la mujer reduzca su jornada un tercio o menos. Si se pretende amparar a la mujer en esta desagradable situación debe hacerse con contundencia y no con medias tintas.
10. Apoyar y animar la mayor integración de las mujeres en la representación sindical. En el ámbito en el que me muevo, la mayoría de los delegados sindicales son hombres, siendo deseable una representación equitativa de ambos sexos.
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